Opinión
David Mejía Ayra
opinión

Las malas artes de Dalmases

A lo largo de los últimos días hemos podido conocer nuevas informaciones respecto a las maneras en qué Francesc de Dalmases, diputado de Junts y mano derecha de Borràs, ha actuado para imponer sus opiniones o intereses.

Lastimosamente, somos muchos en los que no nos sorprenden este "modus operandi" avalado, por activa o por pasiva, por aquella persona que lo tenía como fiel escudero de su corte.

Herederos del partido del 3%, la actitud en que, en mi época como diputado, se paseaban en el Parlamento, era digno de aquellos que se creen estar por encima del bien y del mal. Una superioridad moral, digno de los nacionalistas de manual, hacia aquellos que pensamos diferente, pero bien maquillada por una falsa sonrisa y un lenguaje amable y condescendiente que gusta a sus seguidores más extremistas.

Una superioridad moral, digno de los nacionalistas de manual, hacia aquellos que pensamos diferente, pero bien maquillada por una falsa sonrisa

Pero la verdad siempre acaba por salir a la luz. Un paso en falso en el lugar indebido y frente las personas equivocadas ha hecho que la bola de nieve se fuera haciendo cada vez más y más grande, destapando las malas artes que se utilizaban para imponer sus premisas.

Ahora corresponde a la comisión del estatuto de los diputados elaborar un informe sobre el caso Dalmases. Pero más allá de eso, nos tendríamos que plantear qué clase de gobernantes queremos para nuestra tierra. Quizás ha llegado la hora, después de que Junts ha salido del Govern de la Generalitat, de utilizar más mecanismos de control delante de los posibles abusos de poder de aquellos que se creen que pueden hacer lo que quieran amparados por su impunidad.

Gobernar y ejercer el poder no solo es gestionar bien nuestros recursos, sino también actuar con transparencia y buena praxis. Por dignidad democrática, el señor Dalmases tendría que dimitir del cargo electo que sustenta. Y si Junts quiere tener credibilidad en el futuro, tendría que ser el primero a exigirlo.

Gobernar y ejercer el poder no solo es gestionar bien nuestros recursos sino también actuar con transparencia y buena praxis

La regeneración democrática, más allá de las diferentes siglas ideológicas, también pasa por un comportamiento ético y moral en el ejercicio de sus funciones. Solo avanzaremos en la buena dirección como sociedad, si los nuestros representados aceptan una mayor autoexigencia en sus comportamientos.

Categoría: Opinión
Etiquetas: Junts Generalitat