Opinión
David Mejía Ayra
opinión

Imponer el catalán nos hace pequeños

La semana pasada pudimos ver la publicación de una encuesta donde se visualizaba el uso del catalán en los diferentes barrios de Barcelona. Las conclusiones que se desprendían eran claras. El catalán ha disminuido entre la población de la ciudad, especialmente entre la gente joven.

Estos datos tendrían que hacer reflexionar sobre las medidas impuestas hasta ahora para que la gente utilice una de las dos lenguas oficiales que disfrutamos. Asimismo, se tendría que tener en cuenta que muchas de estas propuestas solo han conseguido que nuestros ciudadanos desconecten emocionalmente del catalán y no tengan motivación para utilizarlo habitualmente.

La insistencia de los partidos independentistas de querer imponer la lengua enfrente de hacerla atractiva con otros incentivos es una equivocación en mayúsculas

Lastimosamente, la interpretación de ERC sobre los datos obtenidos ha estado, desde mi punto de vista, errónea nuevamente. La insistencia de los partidos independentistas de querer imponer la lengua enfrente de hacerla atractiva con otros incentivos es una equivocación en mayúsculas.

Empieza a ser hora que aquellos que se creen defensores de la lengua catalana vean que no conseguirán reavivar su uso a golpes de imposición y de hacerla antipática. El hecho de exigir que los pregoneros de las fiestas de la Mercè solo sean en catalán, o que todos los concejales de gobierno tengan que utilizar solo el catalán en sus actos institucionales, coartando la libertad de cada uno a expresarse como le apetezca, solo hace que politizar una riqueza que tenemos todos.

Todos los que también amamos una de nuestras lenguas comunes no podemos permitir que actitudes impositivas plasmadas con propuestas como las del grupo de ERC sigan haciendo daño al catalán. Solo desde la libertad y los incentivos en positivo alcanzaremos que muchos ciudadanos quieran reengancharse de nuevo o bien interesarse para conocer y aprenderla.

Si dejamos que la política lingüística la siga dominando aquellos que quieren confrontar nuestra pluralidad estaremos destinados a ser residuales

El sectarismo lingüístico no funciona para hacer evolucionar una lengua, todo el contrario, empobrece nuestra diversidad, nos hace pequeños y no nos abre a ser interesantes. Si dejamos que la política lingüística la siga dominando aquellos que quieren confrontar nuestra pluralidad estaremos destinados a ser residuales.

Quizás ha llegado la hora que aquellos que dicen amar y defender nuestra lengua hagan cosas diferentes, innovadoras y no discriminadoras para conseguir la supervivencia del catalán.

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