Opinión
Jordi Cabré
opinión

Escocia: mira y aprende

Ha sido una inmensa absurdidad pedir permiso en el Tribunal Supremo del Reino Unido para hacer una consulta no vinculante por la independencia de Escocia. La sentencia no solo prohíbe esta posibilidad, dejando la autonomía (o devolution) escocesa en una concesión graciosa y no en un pacto voluntario y revocable, sino que, además, argumenta que el principio de autodeterminación del Derecho internacional no es aplicable a Escocia porque no es una nación oprimida o una colonia. Este es el resultado cuando se pide permiso a un tribunal que, como era previsible, ha utilizado la visión más cerrada y restrictiva de los derechos de las naciones sin estado. En Catalunya, cuando pedimos permiso, como mínimo lo hicimos ante el Congreso de los Diputados: el resultado fue negativo, pero fue político, que está en el ámbito donde se tienen que debatir estos temas. 

Hay una rendija jurídica que permite continuar las vías unilaterales si se demuestra, por ejemplo, que España vulnera los derechos de la minoría nacional catalana

Ciertamente, después del 1-O nuestra batalla ha sido muy marcada por las demandas y procesos judiciales. Es normal que sea así, porque políticamente habíamos llegado al final de la calle y la vía “de facto” había demostrado ya sus límites (según mi opinión, habría podido ir todavía más allá). Es normal que, cuando se acaba la “broma” y se entra en una dinámica de violencia estatal y de represión politicojudicial, todas las energías se concentren en ganar a los tribunales y evitar los daños mayores. Estamos aquí, en el análisis de los daños, pero también en el juicio sobre los excesos de España. Y esta es, también, una rendija. Jurídica y política. Me explico:

El último punto de la famosa resolución de la Asamblea del Consejo de Europa de hace un año decía que el conflicto se tenía que resolver dialogadamente y bajo dos premisas: el respeto a la Constitución Española y el respeto a los Derechos Humanos. Pues bien, yo creo que aquí hay una rendija jurídica que permite continuar las vías unilaterales si se demuestra, por ejemplo, que España vulnera sistemáticamente los derechos de la minoría nacional catalana.

En el 2017 sirve por haber colapsado el sistema español como sistema homologadamente democrático

Como decíamos en el caso escocés, hay causas justas que sí que permiten apreciar la aplicación del derecho internacional sobre la autodeterminación y que, combinadas con una acción política todavía más decidida que la del 2017, y presentando la causa catalana al lado de la defensa de los Derechos Humanos, puede garantizar una salida que ya solamente dependa de nuestra determinación. El 2017 sirve por haber colapsado el sistema español como sistema homologadamente democrático.

No solo eso: los escoceses tienen una devolution pactada, los catalanes nos regimos por un estatuto no votado. Yo propongo estar atentos a las próximas sentencias europeas, que establecerán un nuevo marco de actuación para ambos lados. Y entonces, una vez localizada la rendija, ir hasta el final.