Opinión
David Mejía Ayra
opinión

Violencia política

La sesión plenaria de esta semana en las Cortes Generales nos ha enseñado, nuevamente, como algunas intervenciones de nuestros representantes públicos, sobrepasan las líneas rojas del decoro parlamentario que tendríamos que exigir.

Desgraciadamente, estamos demasiado acostumbrados a escuchar discursos en que su contenido está más focalizado en desmerecer el adversario político a golpes de insultos y faltas de respeto, en vez de utilizar argumentarios intelectualmente potentes e infalibles, para defender la posición antagónica de la bancada contraria.

Estamos demasiado acostumbrados a escuchar discursos en que su contenido está más focalizado en desmerecer el adversario político a golpes de insultos y faltas de respeto

Dicho esto, no deja de ser curioso ver la hipocresía de los partidos de la izquierda cuando se trata de temas relacionados con la defensa del feminismo. Nadie con dos dedos de frente podría defender los discursos machistas que a menudo escuchamos. Sin embargo, resulta que estos solo son condenados cuando provienen de los partidos que no forman parte de la órbita progresista.

Tan deplorables son los comentarios ofensivos que puede recibir la ministra de igualdad como los que escuchamos por parte de aquellos que ponen el grito al cielo cuando se dirigen a los suyos, pero callan, cuándo ellos mismos hacen lo mismo hacia sus adversarios políticos.

Pocas críticas he escuchado de los abanderados del feminismo cuando los suyos o ellos mismos hacen declaraciones donde le decían, por ejemplo, chacha del PP a Cospedal, "palmera", "mujer de" a Ana Botella o "mal follada" a Ayuso. Ejemplos tenemos muchísimos, también en Catalunya. Como cuándo a Inés Arrimadas se le decía que era la marioneta de Rivera, o se insinuaba directamente por parte de trabajadores de la televisión pública que era una prostituta.

La izquierda promulga el feminismo para unas pocas y pretende que los aplaudamos, cuando son los primeros que miran hacia otro lado si la mujer no forma parte de sus filas

Esta lista podría ocupar varias páginas de declaraciones y ofensas por parte de cargos públicos hechas en instituciones o medios de comunicación. De la misma manera que la utilización constante de nombrar fascista a todo aquel que no piensa como ellos o los 'escraches' que se hacen, entre otros, a mujeres embarazadas.

La izquierda promulga el feminismo para unas pocas y pretende que los aplaudamos, cuando son los primeros que miran hacia otro lado si la mujer no forma parte de sus filas.

Quizás ha llegado la hora de abordar esta lacra para la sociedad como es el machismo sin una perspectiva ideológica, sino desde una visión objetiva, plural e inclusiva.