Opinión
Esperanza García
opinión

Hasta los decimales

Los presupuestos de la Generalitat tienen sentados en la mesa de negociación a ERC, En Comú Podem y el PSC. El acuerdo lo hará posible el motor de la supervivencia política. Lamentablemente, también parece certera la continuidad de la tradición impositiva de la izquierda política, que no altera su receta pese a las dificultades que padecen miles de hogares catalanes.

Los ciudadanos con rentas bajas y medias, sean asalariados o autónomos, están padeciendo el “impuesto” de la inflación desde hace casi un año, con la mayor subida de precios de los últimos 40 años. La falta de liquidez de familias y pequeñas empresas empeora, trimestre tras trimestre, hasta disparar la morosidad al +42% y los economistas alertan de que los concursos de acreedores podrán superar las cifras del 2013. Esta realidad incómoda requiere de medidas inusuales para la izquierda política. Y así lo han entendido los diferentes gobiernos de CCAA vecinas que, incluso desde gobiernos de izquierda, han aprobado aflojar la presión fiscal con diversas medidas. Una de ellas es reducir el tramo autonómico del IRPF porque alcanza a aliviar tanto a familias como a pequeñas empresas. Lo han hecho en Aragón, Comunidad Valenciana, Cantabria y Navarra. Antes lo hicieron las populares de Madrid, Galicia, Andalucía y Murcia. 

Los ciudadanos con rentas bajas y medias, sean asalariados o autónomos, están padeciendo el “impuesto” de la inflación desde hace casi un año, con la mayor subida de precios de los últimos 40 años

Ahora volvamos a Catalunya: ¿se habla de ello en esa mesa? Aragonès, y sus socios presupuestarios, son los únicos que reman a contracorriente del resto de CCAA pese a tener esencialmente los mismos problemas. Por qué seguir negándose a bajar el tramo a la mayoría de catalanes que tienen rentas inferiores a 32.500 € (eso que los expertos llaman deflactación del IRPF)? ¿Es acertado anunciar 3 nuevos impuestos que, sumados a los 15 ya existentes, no suponen ni un 2% de la recaudación total, pero que ahogan a hogares y desincentivan a las empresas?

Hace años que la izquierda política evolucionó a un modo de ejercer el mando cursi y moralizador. Con o sin coste electoral es una decisión estratégica

Hace años que la izquierda política evolucionó a un modo de ejercer el mando cursi y moralizador. Con o sin coste electoral es una decisión estratégica. Por contra, resulta incomprensible que esa izquierda no se desprenda de su dogmatismo tributario ni en momentos de severa dificultad para el ciudadano medio. Ese que vive día a día sin más colchón que su sueldo de trabajador, o autónomo; tan apretado en ingresos como en gastos; que reside en barrios corrientes; al que la bonificación de la gasolina le ha ayudado (ya se ha anunciado que finaliza el día 31) y al que un poco de alivio tributario le eximiría de contar gastos mensuales hasta por decimales.