Opinión
David Mejía Ayra
opinión

Que no os engañen

Esta semana hemos visto como el Gobierno, junto con sus socios independentistas y populistas, criticaban, de manera desorbitada, al tribunal constitucional para adoptar medidas cautelares ante un recurso de amparo, en lo que se exponía la vulneración de los derechos a los partidos de la oposición en una tramitación parlamentaria.

Vamos por pasos para entender la maquiavélica maniobra de Pedro Sánchez para intentar estar sobre cualquier control absolutamente normal y necesario en una democracia moderna.

En primer lugar, ninguna mayoría parlamentaria puede estar por encima de los pilares fundamentales de un estado de derecho. El imperio de la ley siempre tiene que estar por encima de la voluntad política existente en las mayorías que gobiernan y también tiene que garantizar el derecho de la oposición.

Cuando desde el mismo poder se pone en cuestión las diferentes instituciones para conseguir perpetrarse en él, lo que sucede es que los cimientos de la democracia se estén rompiendo

Si el poder legislativo, legítimamente, pretende cambiar una ley, lo tendrá que hacer según las reglas del juego establecidas, con todos los procedimientos exigidos y con las mayorías que le correspondan según la tipología de esta.

En segundo lugar, hay que aclarar que el papel del TC está totalmente previsto y solo está paralizando un procedimiento de acuerdo con la solicitud recibida en un recurso de amparo, totalmente legítimo, de un grupo parlamentario.

Los tribunales son garantes no solo de qué se aprueba sino también de cómo se hace. Por lo tanto, sueño los que dan garantías que el contenido y las formas de una acción legislativa sean adecuadas en derecho. Y eso pasa en España y en cualquier país que sea democrático y no dictatorial.

En el caso de la discordia que nos lleva persiguiendo estos días, la reforma de cualquier ley orgánica no se puede hacer mediante la aprobación de enmiendas a una proposición de ley, sino a través de un proyecto de ley, con sus informes preceptivos, las comparecencias pertinentes y los debates establecidos por este tipo de modificación.

Los tribunales son garantes no sólo de qué se aprueba una ley sino también de cómo se hace. Por lo tanto sueño los que dan garantías que el contenido y las formas de una acción legislativa sean adecuadas en derecho

Finalmente, hay que tener en consideración una reflexión importante que tendríamos que hacer todos juntos. Cuando desde el mismo poder se pone en cuestión las diferentes instituciones para conseguir perpetrarse en él, lo que sucede es que los cimientos de la democracia que tanto nos ha costado conseguir se estén rompiendo. Por eso, somos el conjunto de los ciudadanos los que no podemos permitir que el ansia de seguir mandando y el egocentrismo de ciertos líderes acaben con décadas de lucha por vivir en democracia.