Opinión
Jordi Cabré
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opinión

Sentido común y 'procés'

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El independentismo llega a su máxima simpatía popular durante los años inmediatamente anteriores al 2017, cuando la sentencia del Estatut y el creciente menosprecio del Gobierno (y de las instituciones del Estado) hacia el autogobierno de Catalunya se hace del todo explícito.

El independentismo es hoy un movimiento demasiado atascado en la tristeza, en el dolor sufrido, en las ocasiones perdidas y en los derechos pisados

La parte catalana presenta una propuesta de Estatut, después una propuesta de pacto fiscal, después una propuesta de referéndum, y mientras tanto la olla se va calentando a un ritmo asumible para la mayoría de la población. Se asocia la reivindicación catalana a sentido común, a espíritu constructivo y a una adquisición progresiva de legitimidad. El consenso sobre el referéndum de autodeterminación llega entonces a situarse en torno al 80%, y el inmovilismo estatal queda señalado como el error en el sistema. No se trata de un grupo arrebatados que quieren hacer golpear todas las estructuras del estado, saltándose todas las leyes, sino un alzamiento popular que progresiva y pacíficamente va encontrando la manera de remar en una misma dirección porque así lo marcaba la lógica. Y es así como, finalmente, se consigue no solo votar sino, además, conseguir la simpatía de la inmensa mayoría de la población. Y de Europa, y con eso quiero decir de la gente de Europa.

El independentismo es hoy un movimiento demasiado atascado en la tristeza, en el dolor sufrido, en las ocasiones perdidas y en los derechos pisados, de manera que no tiene tiempo ni talento para encontrar una propuesta que seduzca la mayoría de la población. Todavía hay muchos, independentistas, seguramente más del 40 y pico por ciento que dicen, pero la cifra no es el tema: el tema es que este movimiento solo podrá volver a alzarse cuando vuelva a darse la mano con el sentido común. Y el sentido común no solo va del qué, sino del cuando y del como.

Todos los líderes (o periodistas) que oigo hoy hablando de la legitimidad del 1 de octubre, la cual suscribo, no saben todavía encontrar la manera de transformar eso en una propuesta sólida que encaje con el sentido común actual de la mayoría de población. Es decir: es un relato sólido en un powerpoint o en un artículo, o en un mitin para gente muy militante, pero no en un relato global que traspase la recreación en el agravio. Volver a llevar Catalunya a aquel punto de ebullición no es cuestión solo de tiempo, ni todavía menos de bajar velas, sino de ir calentando un “chup chup” que no sea indigesto y que se haga profundamente estimulante en el momento del “ahora sí”.

No muy tarde, las aspiraciones independentistas o autodeterministas se alejarán del luto (particular) y volverán a acercarse al sentido común (general)

Yo creo que no estamos lejos, por varias circunstancias: la mesa de diálogo no da más de sí, las sentencias europeas se prevén primaverales, el acuerdo de claridad es lo que llevo aquí colgado y las elecciones municipales y españolas establecerán el fin de todo un ciclo. No muy tarde, las aspiraciones independentistas o autodeterministas se alejarán del luto (particular) y volverán a acercarse al sentido común (general). Y entonces, por favor, gas a fondo. Ya hemos visto lo que pasa cuando no se acelera en plena maniobra despegue.

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