Opinión
Nausícaa Hernàndez
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opinión

El sexismo va que vuela

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30.000 euros de posible multa en Vueling para tener un código de vestuario sexista. Las azafatas de vuelo tienen que ir obligatoriamente con zapatos de tacón, base de maquillaje y máscara de pestañas. A sus compañeros hombres solo les piden ir limpios y arreglados.

Desde que nacemos se nos dice que lo más importante de nosotros es el físico. Cuándo digo se nos dice, no me refiero a que venga un tal señor Patri Arcado a explicárnoslo

Una vez más me encuentro con que hay que recordar que nadie obligará a nada, que ahora la norma no pasará a ir con la cara limpia, que no se sancionará a las azafatas que sigan yendo maquilladas, etcétera. De hecho, los de Vueling no han dicho ni que tengan planes de cambiar el protocolo. I 30.000 euros para ellos es una propina, si les sale de sus huevos peludos, podrán pagar esta multa y las que hagan falta. Sin embargo, de momento no es ni una multa, es una propuesta de sanción.

Hay quien saca la carta de "las feministas os enfocáis en cambiar tonterías". A ver Josep Maria, el feminismo critica y denuncia, entre otros, la cosificación, la sexualización y la presión estética que sufrimos las mujeres... Y eso es lo que queremos cambiar. Pero no hay un botón mágico en La Moncloa capaz de hacer desaparecer estas discriminaciones.

Después hay quien dice que no es sexista obligar a las mujeres a maquillarse con el único propósito de hacerlas más guapas, más atractivas, agradables a la vista. ¿Por qué si este no es el propósito, cuál es? ¿De verdad, pensad, cuál es? Los zapatos de tacón, en cambio, encuentro que generan más consenso. Claro, cansan.

El problema de todo es que no es un caso aislado. Desde que nacemos se nos dice que lo más importante de nosotras es el físico. Cuándo digo se nos dice, no me refiero a que venga un tal señor Patri Arcado a explicárnoslo. A veces sí que te lo dicen tal cual, pero generalmente son mensajes más sutiles que acaban siendo más efectivos: no los detectas pero los asumes. ¿Resultado? Tenemos claro que tenemos que aspirar a encajar tanto como podamos con los cánones de belleza.

¿Qué es lo que más oímos alabar de una niña? Que es guapa. ¿Y de las mujeres? Lo mismo. ¿Qué es lo que más se comenta de las mujeres que tienen visibilidad? Su aspecto. ¿Y cómo suele ser este aspecto? Normativo. ¿Cuántas tesis doctorales sobre el físico de mujeres hemos oído defender por parte de amigos, conocidos, familiares o tertulianos? Demasiadas. De verdad, haced el ejercicio, si no me creéis, prestáis atención e hizo un recuento de que es lo que más oís comentar sobre nosotros.

¿Y qué nos dicen los anuncios? Que si no somos guapas es porque no queremos o porque no nos esforzamos lo suficiente: podríamos comprar tal crema, un aceite reductor, exfoliarnos más la cara, comprar un "rimmel" que haga las pestañas más largas, blanquearnos los dientes...

¿Y qué aprendemos de los dibujos animados, las series, las películas? Que las guapas tienen más protagonismo (habitualmente para enamorar al verdadero protagonista), las feas son las madrastras malvadas, y las gordas hacen de gordas.

Muchas niñas viven esperando el momento en que conseguirán convertirse en una versión más guapa de ellas mismas. Y se esfuerzan por conseguirlo. Y lo desean con todas sus fuerzas. Y mientras no llega el día, sienten que son unas fracasadas o que no llegarán a ningún sitio o que tienen mala suerte porque no han nacido con la cara de Laura, la guapa de la clase a quien todo el mundo le deja claro que su aspecto es el que vale más de ella.

La amiga de Laura crece queriendo ser Laura y detesta la cara con que le ha tocado nacer. Y Laura crece teniendo claro que lo que la gente espera de ella es que siga destacando por su belleza. Si tiene suerte, con los años, descubrirá que vale para muchas otras cosas más allá de su físico. Y la amiga quizás aprenderá que es igual de guapa que Laura, pero que simplemente no encaja en unos cánones estéticos concretos que parecen únicos y universales, pero que no lo son.

Pero quizás no llegarán a estas conclusiones y vivirán toda la vida luchando por conseguir lo que de pequeñas les prometieron que sería el mayor de sus éxitos: ser (y mantenerse) guapas y atractivas. Con los años sumarán la preocupación por las arrugas, las canas, la piel que cuelga, los músculos que caen, la sociedad que te hace invisible...

¿Y cuál es el objetivo de todo? Primero de todo, que compramos lo que haga falta para intentar mejorar nuestro aspecto. Y segundo, pero no menos importante, gustar a los hombres. Capitalismo y patriarcado siempre van del brazo, amigos.

¿Qué es lo que más oímos alabar de una niña? Que es guapa. ¿Y de las mujeres? Lo mismo. ¿Qué es lo que más se comenta de las mujeres que tienen visibilidad? Su aspecto

¿Y qué pasa con los hombres? Pues su presión estética se basa sobre todo en "mejor si no estás gordo, eres alto y tienes pelo". Entonces Josep Maria dice "voces como los hombres también lo sufrimos"?. Sí, rey, pero a ti desde pequeño te han explicado que vales para muchas otras cosas, más allá del físico.

Y, para los días en que lo dudes, tienes un trillón de referentes masculinos que no encajan en ningún canon, pero que han triunfado. ¿Y si incluso con todo eso a favor, a ti te afecta la presión estética, como crees que lo vivimos las mujeres? Ahora bien, para responder esta pregunta, Josep, tendrás que dejar de pensar en ti, ni que sea un minutito.

Categoría: Opinión
Etiqueta: Feminismos