El nuevo trabajo de una famosa catalana: de la tele a vender robots de cocina

La famosa catalana ha concedido una entrevista hablando de su nueva vida, después de darse a conocer hace muchos años gracias al programa de Telecinco, Gran Hermano.

¿Qué sabemos?: La catalana Noemí Ungría ha visitado el programa Sábado Deluxe, en Telecinco, para hablar de su nueva vida lejos de las cámaras de televisión. La de Barcelona se dio a conocer el año 2002 cuando participó en la tercera edición de Gran Hermano. La misma edición donde también participó Kiko Hernández, actual colaborador del programa Sálvame. Un programa de convivencia donde conoció a Raquel Morillas, la que fue su pareja y mujer, con quien se casó en 2003 pero un año más tarde se divorciaron.

Noemí Ungría a su paso por Telecinco | Telecinco

¿Qué ha dicho?: Noemí Ungría, a punto de hacer 50 años, se ha mostrado muy contenta con su nueva etapa lejos de los platós de televisión. La catalana actualmente es autónoma y tiene diferentes trabajos. Uno de los más importantes es el de vender robots de cocina, con el que gana cada mes unos 6.000 euros.

• "Ahora soy mucho más feliz que antes".
• "De la televisión sólo recuerdo cosas buenas, por suerte las malas mi cerebro las ha eliminado".
• "La estabilidad que me ha dado mi pareja y el hecho de tener hijos son dos elementos que me han cambiado totalmente".
• "Ahora mismo me considero que soy una persona plena".
• "Aparte de vender robots de cocina también hago otras cosas. Vendo cremas para una empresa austríaca y también cápsulas para estar bien del estómago, que cuando llegamos a cierta edad todo son problemas".

Por último: Ungría ha rehecho su vida y actualmente vive con el paparazzi Enric Bayón en Cabrils, un pueblo muy cerca de Barcelona. La pareja, que se casó en septiembre del 2009, tiene dos preciosos hijos, Eric y Chloé, que hacen de modelos infantiles. Noemí Ungría reconoce estar muy feliz en la actualidad y no echa de menos su vida del pasado. En este sentido, ha reconocido a su paso por Telecinco que hoy día todavía la siguen parando por la calle, especialmente cuando la escuchan hablar.