Opinión
Ernest Benach
OPINIÓN

Competir

Los castells son cultura, y una parte muy representativa de la cultura catalana, aunque pese a una parte de la “cultura oficial”, que no quiere decir institucional, y le cueste admitirlo. Los castells son también tradición, y una tradición centenaria, donde la rivalidad siempre ha tenido un papel más que significativo. El mundo casteller tiene unos epicentros bien definidos en Catalunya, tiene referentes en la Catalunya Nova y en la Catalunya Vella, y el crecimiento en las últimas décadas ha sido impresionante. Cada vez hay más grupos, cada vez grupos mejores, cada vez mejores castells, cada vez castells más difíciles, pero la rivalidad entre los grupos siempre ha existido, nunca ha dejado de ser uno de los componentes esenciales del mundo de los castells y, en parte, sólo en parte, una de las explicaciones de los grandes progresos que ha hecho el mundo casteller. Otro factor fundamental de este crecimiento es la incorporación activa y definitiva de la mujer en los castells. Es fácil la explicación, sin las mujeres nunca se habrían hecho castells de 10 pisos, o castells de gama extra, afirmación atrevida según algunos tradicionalistas, pero de la cual estoy absolutamente convencido. La mujer y los castells, tema apasionante, pero para otro artículo.

Un factor fundamental de este crecimiento es la incorporación activa y definitiva de la mujer en los castells

Este año tocaba Concurs de Castells en Tarragona, y con él siempre ha habido una cierta polémica en relación a la conveniencia de lo mismo, a si se prima la competitividad, a si se da más importancia al castell cargado que al descargado. Sin duda un debate apasionante para entendidos y castellers en general pero que no se puede hacer sin tener clara una de las premisas más importantes de los castillos, y es que estos, también son competición. Vella y Joves, lilas y colchoneros, Valls y Vilafranca (en otra época Valls y El Vendrell), la cuna de los castells y la plaza más castellera, Terrassa y Tarragona, el complejo mundo barcelonés que tiene un ecosistema propio y diferenciado. Y tanto que hay competencia, pero es que los castells también son eso y las formas de expresarlo son bien diversas.

TV3 tiene un diamante en bruto que no sabe acabar de pulir, o quizás no acaba de ser consciente. Y es una lástima porque vivimos una época de oro de los castells

Los Castellers de Vilafranca han ganado el concurso de este año pero la Joves vallense ha hecho un gran papel y se ha llevado el duelo vallense. Como la Jove de Tarragona, que, in extremis y casi en tiempo de descuento, se ha llevado el duelo tarraconense. El espectáculo es inmenso y una muestra más de la vitalidad de la cultura de este país. Siempre he pensado que más allá de la buena predisposición y esfuerzo que hace la televisión local del país en sus transmisiones, la televisión nacional, o sea TV3, la nuestra, tiene un diamante en bruto que no sabe acabar de pulir, o quizás no acaba de ser consciente. Y es una lástima porque vivimos una época de oro de los castells. Alguien quizás tendría que pensar.

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