Opinión
Isabel Llauger Ribas
Opinión

¿Estarán a tiempo?

En Madrid a finales del siglo XIX y principios del XX convivieron con éxito los sainetes de Carlos Arniches y las comedias de los hermanos Àlvarez Quintero. Estas dos tipologías del género cómico tenían una característica común: tratar con una mirada burlesca temas o situaciones domésticas, costumbristas o graves con un resultado que llevaba a que, aquella misma situación, rallara el grotesco, el ridículo y, a veces, la tragicomedia. Según cómo y siendo muy atrevidos podríamos decir que era el preludio del género esperpéntico del magnífico dramaturgo Ramón del Valle-Inclàn.

Si pusiéramos un espejo en la distancia a los dos partidos que ahora gobiernan a la Generalitat de Catalunya de la gestión que están haciendo en su oportunidad y responsabilidad de trabajar para mejorar la vida de la ciudadanía quiero pensar, yo que soy optimista por naturaleza, que por fin sentirían vergüenza ajena de lo que este espejo les reportaría.

Porque ¿no servirá por nada la evidencia de que los desacuerdos, infidelidades y alevosías entre los dos partidos que están gobernando a la Generalitat no pueden concluir en ningún elemento positivo? ¿No es público y notorio que estos partidos que pretendían llevar a Cataluña a la tierra de la Ítaca prometida de una república independiente volverán a ser incapaces de dejarse de bagatelas y gobernar en este momento de crisis social y económica global con sentido de estado?

Lo que estamos viendo de manera cargante y pública en estos últimos meses entre ERC y Junts hace evidente que ya no existe ni el mínimo común denominador que los emplazaba a llevar a cabo aquel mandato de un referéndum ilegal y sin garantías (más allá de la voluntad sincera y acrítica de los votantes) ejemplo perfecto de la movilización ciudadana comprometida y devota.

Ya no existe ni el mínimo común denominador que los emplazaba a llevar a cabo aquel mandato de un referéndum ilegal y sin garantías ejemplo de la movilización ciudadana comprometida y devota

¿No sería hora, tal como pide ahora una sorprendentemente juiciosa ERC, que los sentimientos (legítimos) pero poco realistas y muy peligrosos dejaran de formar parte de la acción y discurso de los políticos que tienen la obligación, ellos sí, de servir a la ciudadanía sin volver a engañarla?

Inexplicablemente todavía ahora para una parte del votante independentista radical alineado con el realismo mágico que el proceso le “vendió”, las acciones tendenciosas con un interés exclusivamente de supervivencia personal de sus líderes no computan negativamente. 

Se hace evidente que en la parte de Junts que sonríe sin pudor cuando a Carme Forcadell se a la silba en Arco de Triunfo le interesa que sigan mandando los afectos y desafectos

Se hace evidente que en la parte de Junts (el señor Joan Canadell y la señora Laura Borràs, entre otros) que sonríe sin pudor cuando a Carme Forcadell se la silba durante el acto organizado por el Consell per la República en el Arco de Triunfo en conmemoración de los 5 años del 1 de octubre, lo interesa en que sigan mandando los afectos y desafectos. Haría falta recordar a estos personajes que, como las emociones son volátiles y están sometidas a cuestiones irracionales, quizás ya no estarán a tiempo de volver a encontrar aquel mínimo común denominador antes que nuestra sociedad, esta Catalunya plural y diversa que somos mal les pese, no se vuelva radical, sectaria y provinciana y ya no haya camino de vuelta que nos evite acabar concluyendo que al fin y al cabo ha sido uno nefasto y ficticio esperpento.

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