Opinión
Albert Brosa Sánchez-Maroto
Opinión

La Catalunya (in)sostenible

La emergencia climática muestra las vergüenzas de muchos países, también del nuestro. En aquello que tiene que ver con planificación de renovables Catalunya se ha mirado el ombligo durante muchos años, y lo han hecho todos los gobiernos y todas las oposiciones. La administración no ha sabido planificar. El resultado es un territorio desigual en políticas energéticas. Ahora hay prisa, mucha prisa.

La emergencia climática muestra las vergüenzas de muchos países, también del nuestro

El calendario fijado por la UE, que estipula que el año 2030 un 40% del consumo final de energía tiene que ser renovable, pone en entredicho la planificación territorial. Parece mentira que se dé esta situación cuando Catalunya tiene elementos de planificación sufientes para adelantarse en los tiempos.

El Observatori del Paisatge de Catalunya delimita perfectamente las unidades de paisaje del país, con sus puntos fuertes y los débiles. Unos estudios que facilitan la comprensión y ordenación del territorio, del paisaje, de su uso y las capacidades. Es cierto, tenemos un país pequeño, con un paisaje altamente diverso y en muchos casos muy alterado. Con más motivo, pues nos hace falta planificar con tiempo cualquier tipo de huella

Los proyectos de energías renovables siguen castigando las comarcas de Lleida y Tarragona

La fotografía es de confusión. De las cuatro demarcaciones catalanas, los proyectos de energías renovables siguen castigando las comarcas de Lleida y Tarragona, donde hay una saturación de infraestructuras de energía renovable. En las Terres de l'Ebre hay más 300 molinos, que sumados al conjunto de la demarcación de Tarragona se llegan a los más de 500, repartidos en 12 parques eólicos de los 16 que hay en total en Catalunya. En todo eso le tenemos que sumar la contribución con el Parque Solar Ramon Escriche de Flix, a la Ribera d'Ebre, el parque de energía solar fotovoltaica mayor de Catalunya (29 hectáreas) y las dos centrales nucleares, la de Ascó y la Vandellòs. En porcentaje, en renovable, representa casi el 65% del total en Catalunya.

Las comarcas donde históricamente se han construido estos molinos no viven de la energía eólica sino del paisaje. Quien ingresa dinero por la instalación de estos enormes ventiladores son los propietarios, que reciben en torno a 4.000 euros el año por cada molino, y las arcas municipales a través de varios impuestos.

En muchos casos hablamos de un paisaje altamente alterado que hipoteca el futuro económico de zonas que se encuentran en pleno desarrollo turístico

En muchos casos hablamos de un paisaje altamente alterado que hipoteca el futuro económico de zonas que se encuentran en pleno desarrollo turístico como, por ejemplo, las Garrigues Altes, donde ya son contribuyentes directos de renovables

De hecho, las demarcaciones de Tarragona y Lérida son las que únicas que contribuyen porque las de Gerona y Barcelona no tienen ningún parque eólico y donde hará falta generosidad si queremos una Catalunya sostenible. 

Categoría: Opinión