Opinión
Esperanza García
opinión

Jugárselo todo

Escoger el mismo tiempo es ganar tiempo y a esta máxima se ha acogido Aragonès con su nuevo Gobierno en minoría para afrontar el año y medio que resta de legislatura. Con aritméticas variables y controlando los tempos esperan poder recoger unos buenos resultados electorales que, a estas alturas, las encuestas niegan.

Se ha escrito mucho sobre las malas relaciones de los tres gobiernos consecutivos de JxC-JxS y ERC, así como la falta de unidad del independentismo político después del 1-O, pero las relaciones entre los dos se determinan por la esencia de cada uno de ellos, y no a causa de la coyuntura del extinguido procés, ya que los profundos desacuerdos entre ambas formaciones son constantes desde tiempo de Tarradellas y Pujol.

Las relaciones entre los dos se determinan por la esencia de cada uno de ellos, y no a causa de la coyuntura del extinguido proceso, ya que los profundos desacuerdos entre ambas formaciones son constantes desde tiempo de Tarradellas y Pujol

El próximo pleno parlamentario será la antesala de la cual se acerca socioeconómica y electoralmente, no solo por la circunstancia que es la primera del Gobierno Aragonès en solitario, sino por la expectación de los catalanes que sufren muchas dificultades y ven que otros CCAA se toman medidas de amplio alcance para los ciudadanos. Se definirán posiciones con respecto a la reducción del IRPF para rentas inferiores a los 35.000 €; sobre la modificación de la legislación que ha propiciado que Catalunya sea actualmente un paraíso para okupas; y de la mejora de ayudas para pequeñas y medianas empresas que ven comprometido su futuro por la subida de los costes de producción. No sabemos si el Neotripartito se dejará ver o si tendremos sainete hasta las elecciones municipales de mayo.

La aprobación de los presupuestos de Generalitat, ante una posible negativa de Junts, pasa necesariamente por el apoyo de ERC a los presupuestos Generales del Estado y de Ernest Maragall a los presupuestos de Colau y Collboni

Los vasos comunicantes de la política catalana con el mandato municipal de Barcelona y la política nacional del Congreso son evidentes. La aprobación de los presupuestos de Generalitat, ante una posible negativa de Junts, pasa necesariamente por el apoyo de ERC a los presupuestos Generales del Estado y de Ernest Maragall a los presupuestos de Colau y Collboni. Sin embargo, aquellos que creen ciegamente en el poder de esta simple estrategia de tres fichas se equivocan, porque no hay nada más devastador para un Gobierno que confiar solo en la aritmética parlamentaria, obviando que la recesión anunciada se acerca y el malestar social por la crisis económica hacen caer gobiernos, más incluso cuando se perciben solo como herramientas para mantenerse en el poder. Sin la adopción de medidas relevantes, no se pueden asumir retos ni resolver dificultades. Y lo que es peor para Aragonès: solo con el paso del tiempo y un sencillo embrollo, no se refuerza ningún liderazgo, por mucho que tenga en su mano el botón electoral.

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