Opinión
Saül Gordillo
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¿Sandro Rosell, el nuevo Manuel Valls?

Xavier Trias, el protagonista de la semana con su esperado anuncio de optar nuevamente a la alcaldía de Barcelona. Esconderá las siglas de Junts y tendrá libertad para hacer los pactos postelectorales que el sector de Laura Borràs no haría nunca. Buscará la confrontación con Ada Colau erigiéndose en el candidato anti ella. Su debut comunicativo ha sido bueno y promete no morderse la lengua. Ya ha dicho que no quiere a según a qué candidatos que le querrían colocar en la lista. Tiene una apariencia más arreglada que Ernest Maragall, pero tampoco puede disimular el paso de los años. Si Junts no aprueba el presupuesto de la Generalitat, haber aprobado el de Barcelona no le permitirá ofrecer la imagen de centralidad que él desearía ahora que ERC se lo come todo en el Govern de Catalunya, influye tanto en Madrid y no ha perdido comba en Barcelona ciudad.

Su piedra en el zapato puede tener un nombre, Sandro Rosell, si acaba dando el paso. Rosell, que ha dilapidado comunicativamente esta pasada semana su absolución del caso Neymar yendo a decir a Gemma Nierga que él no se levanta antes de las 8 de la mañana desde su paso por la injusta prisión, tiene ganas de samba y dipone de los recursos suficientes para darse el gusto de una campaña electoral dónde capitalizaría un voto anti-partidos. ¿Sandro será el nuevo Manuel Valls? ¿Puede decantar una alcaldía aunque todo el mundo diga que hará alcalde al más votado y que se necesitarán pactos entre los tres o cuatro grandes partidos? Un outsider rico, víctima de la justicia española, daño colateral del procés, que dice lo que le sale y aporta imagen más juvenil que Trias y Maragall tendría su qué.

Sandro Rosell tiene ganas de samba y dispone de los recursos suficientes para darse el gusto de una campaña electoral donde capitalizaría un voto anti-partidos

La otra piedra en el zapato de Trias podría ser el PDeCAT, si finalmente no van juntos. Los herederos de Convergència conservan los derechos electorales y los quieren ejercer con una plataforma con más actores o partidos. El exalcalde sabe dónde están y qué fórmula propone el PDeCAT, con quien mantiene conversaciones abiertas. Ernest Maragall y, sobre todo, Jaume Collboni deben cruzar dedos para que los exconvergentes se presenten en solitario, al margen de Junts. Todo irá del canto de un duro. La piedra en el zapato de Maragall y Collboni es Trias, y si a este viejo político reaparecido le arañan votos Rosell y quién presente el PDeCAT la piedra sería más pequeña. Quien gana sí o sí, en este juego de equilibrios y vasos comunicantes, es Ada Colau. Un Trias fuerte la hace fuerte en campaña. Una fragmentación de las alternativas a ella, también la hace fuerte. Y aunque la marca PSC esté en buena forma, un Collboni no es bastante amenaza para una alcaldesa que siempre se crece en la adversidad y que tiene una parroquia muy cohesionada.

Los herederos de Convergència conservan los derechos electorales y los quieren ejercer con una plataforma con más actores. Trias sabe qué fórmula quiere el PDeCAT, con quien mantiene conversaciones

Trias anunciando su retorno el lunes con entrevistas en todas partes. Rosell, auto-eclipsándose la absolución del caso Neymar. Maragall, a la sombra de una ERC que ha marcado la agenda política de la semana en Madrid y Barcelona, y con una aparición con Laura Rosel que proyecta perfil de alcalde con proyecto sólido y un discurso potente. Collboni, intentando sacar la cabeza en medio de un estruendo para su electorado con la sedición, la malversación y la renovación del Tribunal Constitucional, por una parte, y con el tira y afloja presupuestario en Catalunya, por la otra. ¿Y Colau? Colau, vuelta de Kíiv, va a la suya mientras los comunes se hacen la fotografía del pacto y la estabilidad presupuestaria con el president Pere Aragonès. La batalla de Barcelona se abre camino.