Opinión
Francesc Pena
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Ahora toca

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Una crítica habitual que los diferentes analistas políticos y muchos otros actores de este tipo de farándula hacen al partido político de JUNTS es que no saben hacer política, que son una cuadrilla de payasos, un grupo de hiperventilados, una especie de tribu de la lejana selva amazónica compuesta mayoritariamente por gente que consumen una gran cantidad de sustancias psicotrópicas (Twitter), acompañados de sus chamanes (presos políticos) y que cuando la cantidad de sustancia ingerida es ingente, se les aparece su divinidad (Carles Puigdemont) para revelarles la verdad absoluta y siempre mística. Es decir una especie de aquelarre permanente mezcla de tontos y sibilas de última hora inspiradas por Apolo y alejándose de los auténticos oráculos, que como todo el mundo sabe (según los críticos) son los regentados por las pitonisas (las sibilas siempre se han caracterizado por una revelación divina y las pitonisas por la capacidad deductiva de interpretar unas señales).

Pues bien, las pitonisas del siglo XXI (politólogos, periodistas, influencers de todo tipo y condición), establecen la matriz de méritos para saber si una opción política es buena o no. Esta matriz tiene como eje de ordenadas el poder y como eje de coordenadas los resultados electorales, de tal forma que si encuentras una formación política que tiene un resultado electoral aceptable pero poco poder, esta formación es un auténtico desastre porque no se aleja del eje inicial y a la inversa, si encuentras una opción política con pocos resultados electorales pero con mucho poder, esta formación es un éxito.

Pero, entre sibilas y pitonisas está la realidad, con su contundencia y esta habitualmente es tozuda, siempre se abre camino por los lugares más insospechados y tiene como norma, desesperar a las sibilas de última generación y cabrear a los despachos de pitonisas de la ciudad condal y de la capital del imperio.

Hemos tenido, una vez más, elecciones con un resultado tozudo (tozudo porque desde 2017 que estamos exactamente igual, ahora por esto ahora por aquello): hay que solucionar el problema catalán. Desde la castellanísima España lo han probado todo, prisión, muerte civil, humillación, plantear nuevos retos sociales, establecer nuevos debates, rehabilitar, rehabilitar y dar poder, ... Han probado todas las recetas del manual clásico de las buenas pitonisas y no hay manera. Tan harta está la realidad de que las sibilas vayan todo el día colocadas y que las pitonisas no quieran verla, que al final nos ha servido una situación merecida, espléndida, insuperable: la gobernabilidad de España dependerá de Puigdemont.

Carlos el prófugo, Carlos el golpista, Carlos el tocomocho, Carlos el loco, ... Todo el mundo dice que lo conoce, pero en realidad muy pocos lo conocen, muy pocos. El Presidente ha superado insultos, humillaciones, divisiones internas, rebeliones, motines, todos ellos siempre bien pagados por terceros. Las pitonisas ya no saben qué hacer, están desesperadas.

Pero la realidad es tozuda y dura para todos, absolutamente para todos. El Presidente Puigdemont ha dicho innumerables veces que él no quiere ninguna solución personal, que quiere soluciones para todos los represaliados y una solución para Cataluña, una solución que deberá ser refrendada por el pueblo catalán. Y aquí viene el drama para todos, estas soluciones (si tienen que ser negociadas) única y exclusivamente pueden iniciarse con el PP, no existe otra opción. Todo el mundo tiene claro que el Estado no es el Gobierno, nos lo han demostrado muchas veces, pero esto es más patente siempre que gobiernan las izquierdas, un gobierno del PSOE/SUMAR/ERC/Bildu, puede aprobar una cantidad ingente de material legislativo destinado a cumplir con el pacto con JUNTS, material que será debidamente desmontado y dejado sin efecto por los órganos estatales debidamente autorizados. Eso ha sido, es y será siempre así. Sólo un material legislativo propuesto por un gobierno del PP, debatido por el PSOE, con el objetivo de satisfacer Cataluña, será entendido por todas las instituciones del Estado como realmente un pacto de Estado. Quizá sea triste, pero la realidad es que el PP puede arrastrar al PSOE a un pacto de Estado, pero el PSOE no puede arrastrar al PP a prácticamente nada y un pacto de Estado debe ser despachado por ambos.

Veritas est contumax.

Sibilas dejad ya de colocaros, pitonisas dejad ya de marearnos, ciertamente es la hora de la política con mayúsculas y vosotros no tenéis cabida.

A los participantes, suerte y aciertos!

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