Kings League: el triunfo de una competición 'solteros contra casados'

El primer split de la Kings League ha acabado con una verbena espectacular en el Camp Nou. Más de 92.000 espectadores presenciaron el acontecimiento en directo, con presencia de DJ's, raperos, Youtubers y famosos de todo tipo.
Según los datos de audiencia televisiva y Digital ha sido espectacular y el nivel de atención mediática todavía no parado. 

La Kings League es el éxito del ruido basado en la nada, el triunfo del hype por encima del espíritu del juego

El consenso dicta que ha sido un éxito. La pregunta que debemos hacernos es evidente: ¿Cómo es posible que una propuesta deportiva de tan baja calidad haya tenido una repercusión tan grande?
Si en el ámbito de la notoriedad ha sido un éxito rotundo, deportivamente no hay discusión: Es una competición muy menor. Sin ritmo, sin jugadores de calidad o muy fuera de forma, con reglas absurdas, que además cambian con la competición a medio acabar. Una broma.

Todo en la Kings League era cutre, menos la gran final: El campo de césped artificial perdido en un polígono, los jugadores semi profesionales mediocres, las viejas glorias jubiladas que todavía se atreven a arrastrarse, incluso los nombres de los equipos son ridículos: Todo me recuerda a las ligas que jugaba en Meiland, en mi barrio, hace unos años. ¿Entonces, por qué la Kings League ha tenido tanto éxito?
El foco mediático de los dos líderes, Ibai Llanos y Gerard Piqué, La capacidad de generar conversación en las redes sociales, y sobre todo una apuesta descarada por el "salseo" por encima de la pura competición ha resultado efectivas a la hora de llamar la atención de una audiencia muy joven.

La Kings League no puede crear un espectáculo deportivo de altura, pero sí que es capaz de facturar micromomentos llamativos y virales en las redes sociales.

El fútbol de sentarse 90 minutos ya hace tiempo que fue sustituido por la cultura del Highlight, Ahora, con la Kings League, este formado se ha hecho largo y pesado.
La Kings League es el éxito del ruido basado en la nada, el triunfo del hype por encima del espíritu del juego. El signo de los tiempos.