Opinión
Jordi Cabré
opinión

Sedición: cuatro variables

Desde la vertiente jurídica, la reforma del delito de sedición es una recomendación hecha por la Asamblea del Consejo de Europa donde, aparte de defender los indultos y el paro de las solicitudes de euroórdenes, entre otras cosas, se apuntaba a una necesaria reforma de los delitos de rebelión y sedición en el sentido de no poder interpretarse como contrarios a la despenalización, aprobada en el 2005, de la convocatoria de un referéndum “ilegal”. El debate ahora entre PSOE y ERC es sobre si se elimina el delito o bien se modifica, teniendo en cuenta, como advirtió hace pocos meses Iceta, que lo que no podía quedar impune era “ir contra la unidad territorial de España”. Ya ven qué recorrido triste podemos prever

Desde la vertiente política, la eventual reforma pretende desvincular las atrocidades judiciales ejecutadas en “tiempos del PP” y dar una imagen, ante las inminentes sentencias del TJUE y el TEDH, que “hay otra España”. Es decir que, en caso de que las sentencias tengan un resultado negativo para España, siempre se podrá decir “nosotros lo hemos querido arreglar”. 

La eventual reforma pretende desvincular las atrocidades judiciales ejecutadas en “tiempo del PP” y dar una imagen, ante las inminentes sentencias del TJUE y el TEDH, que “hay otra España”

Pero hay una tercera variable: la incapacidad que tiene esta posible reforma, limitada a un solo delito (sin afectar al de malversación, por ejemplo), de posibilitar un retorno de Carles Puigdemont desde el exilio que pueda garantizarle no solo inmunidad (que ya la tiene), sino libertad de movimientos sin tener que acudir a ningún tribunal español. Iceta, en eso, ya puso su peculiar aportación: “que venga, que se ponga a disposición judicial y ya encontraremos una solución satisfactoria para todo el mundo”. ¿Y estos son los amables, eh? Los de las “soluciones”. 

Y una cuarta: el independentismo catalán fue perseguido por sedición sin base legal, como se comprobará en las sentencias europeas. Ya se descartó el de rebelión, que cantaba demasiado, pero con este delito sí que se atrevieron (todo retorciendo el sentido y llegando a hablar de “violencia no violenta”). Pero no sufran: si los independentistas llegan a no ser perseguibles por sedición, lo serán por terrorismo. O por alta traición. O por desórdenes públicos graves. O por adulterio, tanto le da. Por eso Vox reclama la ilegalización directa: porque no hay cartas jurídicas creíbles.

Si los independentistas llegan a no ser perseguibles por sedición, lo serán por terrorismo. O por alta traición. O por desórdenes públicos graves. O por adulterio, tanto le da

La gran lástima es que, ante la impecable lucha jurídica en Europa, en Catalunya la política sea tan pequeña como para desmovilizar tanto a la ciudadanía. Escuchen: ponerse el CAT a la matrícula ya no comporta multa. ¿Y qué? ¿Ven muchos, adhesivos nuevos? No, no es la reforma de los delitos: es qué queremos hacer.   

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