Opinión
Alba Alfageme Casanova
OPINIÓN

Estar, más allá del 25N

El viernes pasado fue 25N, el día que el mundo escucha y mira la multitud de mujeres que nos hablan de angustia, de miedo, de trauma, de culpa, de dolor… de violencias machistas.

Violencias que se viven por el solo hecho de ser mujeres y que, desdichadamente todavía, hay muchísimas mujeres que se encuentran atrapadas en estas situaciones.

Porque el contexto patriarcal en que vivimos da cobertura a estas agresiones, de hecho las minimiza e incluso nos llega a hacer culpables.

Mujeres de todas las clases sociales, con diferentes estudios, diferentes orígenes, varias edades… prácticamente todas hemos conocido el miedo o la violencia de alguna forma u otro.

Porque el contexto patriarcal en que vivimos da cobertura a estas agresiones, de hecho las
minimiza e incluso nos llega a hacer culpables.

Porque las violencias machistas son el instrumento de un sistema patriarcal que se perpetúa porque existe una clara permisividad social. Y es que todavía no encuentra una confrontación radical por parte del entorno o de la sociedad, porque todavía nos encontramos en una situación de toma de conciencia colectiva del problema. Sorprende cómo todavía son muchas las personas que se quedan repentinas ante los datos de violencias machistas.

Es inaceptable que desde pequeñas nos inculquen el terror sexual, a través de la pedagogía del miedo, con la idea de que somos quebrantables porque vivimos en un cuerpo de mujer. Eso tiene un coste muy elevado en nosotros, porque también nos violenta. Necesitamos vivir sin miedo para poder ser libres.

¡La revolución feminista, va de eso, de dejar de normalizar y aceptar estos ataques violentos, para acompañar a las mujeres en sus procesos, para hacer presión para que el código penal y las reglas del juego social cambien de una vez por todas!

Es inaceptable que desde pequeñas nos inculquen el terror sexual, a través de la pedagogía
del miedo, con la idea de que somos quebrantables porque vivimos en un cuerpo de mujer. 

Que no se tolere, el que es intolerable y no se dejen solas a tantas mujeres que están viviendo estas situaciones. Y eso no pasa por casualidad, sino que porque vivimos en una sociedad donde nacer mujer es un factor de riesgo. Y mientras de a los agresores se dice que son locos, disfrutados o enfermos mentales. Y no. La mayor parte de los agresores son hijos sanos del patriarcado.

Hoy y cada día tenemos que reconocer a tantas mujeres que con su fortaleza y valentía han visibilizado y compartido el que vivían y a tantas otras que están sobreviviendo a aquello inimaginable aferrándose a la vida. Por eso es urgente que actuemos colectivamente contra esta violencia tan instaurada y normalizada y al mismo tiempo exigimos que se hagan efectivos los cambios legales para acabar con la impunidad extrema de estos agresores. Porque este es un problema estructural que afecta a toda la sociedad y donde todo el mundo tiene a decir y a hacer. Ellas ya han dado el paso, ahora nos toca al resto ser y plantar cara colectivamente al patriarcado y a sus legionarios, más allá del 25N.

Categoría: Opinión
Etiqueta: Feminismos