Opinión
Pere Rusiñol
Opinión

Vuelve la política a Catalunya

Alguna gente parece cabizbaja porque después de años de gran efervescencia activista, de embates cotidianos del todo o nada y de promesas grandilocuentes parece que la política se haya convertido en una especie de gestoría, dicho esto con la misma mala sombra que los aspirantes a revolucionarios hablaban antes de los tenderos.

En cambio, es todo el contrario: justamente ahora vuelve la política a Catalunya.

Nos hemos pasado toda una década pensante que la política estaba por todas partes, pero lo que había era otra cosa, más bien relacionada con la religión: una gran pasión por las creencias, los sentimientos, la fe, la comunidad de fieles... A favor o en contra, pero siempre a partir del marco de la fe: de tanto desgañitarse sobre el cielo y la vida eterna, se acaba olvidando de que la vida a la tierra es la única que realmente tenemos.

Cuando la fe -religiosa o laica- lo determina todo, es normal que se formen gobiernos de unidad comunitaria (nacional), que en nombre de las promesas del cielo dejan de lado las discrepancias a la tierra. Pero ya es agua pasada: después de tantos años adormecida por los efectos opiáceo de la fe, ahora vuelve la política terrenal. Y lo hace a través del eje que mejor lo ha expresado siempre: el pulso entre la derecha y la izquierda a partir de los impuestos. 

Las izquierdas ven la política fiscal como una herramienta de redistribución de la riqueza para hacer frente a la creciente desigualdad (que identifican como uno de los grandes malos contemporáneos), para reforzar el Estado del bienestar y para empujar hacia la transición verde. De aquí que quieran mantener el impuesto de Sucesiones, aumentar la presión fiscal global para equipararnos en la media de la eurozona con el foco puesto en los que más tienen -ricos, grandes corporaciones, bancos, eléctricas- e impulsar una fiscalidad verde que favorezca el cambio de modelo.

Las derechas liberales también pivotan en torno a la política fiscal, pero en sentido contrario: reducción de impuestos por principio -ahora con el cuerno puesto a eliminar Sucesiones, promoción de estímulos fiscales de todo tipo y para todo el mundo -incluidos los ricos y las grandes corporaciones- con el convencimiento de que es la mejor manera de aumentar el pastel de la riqueza en una sociedad y que entonces ya irá llegando a todo el mundo.

Este es el gran debate que ha marcado a las sociedades en momentos de crisis importantes como la que estamos viviendo. La hendidura ya hace tiempo que es muy evidente al conjunto de España, con un gobierno de la izquierda plural muy enfrentado a una amalgama de derechas liberales, y ahora las exigencias que ha puesto Junts para negociar los presupuestos ayudan a entrar también aquí en esta dinámica terrenal que enfrenta derechas e izquierdas.

Vuelve la política. Y los profetas ya pueden decir misa.

Categoría: Opinión