Opinión
Pere Rusiñol
opinión

Presupuestos: ¿qué palo?

Ahora que parece que se desencalla por fin la eliminación penal de la sedición, convendría que fijáramos la atención en los presupuestos. Pero de verdad. ¡Aunque no sea sexy y haga palo!

Y no en uno solo, sino en tres, en la práctica todos lamentablemente entrelazados en un limbo, a la espera de aclararse la reforma penal de la sedición: los presupuestos generales del Estado, los de la Generalitat y los del Ayuntamiento de Barcelona.

La política lleva muchos años dando vueltas a grandes causas que generan enormes pasiones, como la independencia o la unidad de España, de manera que la aprobación anual de las cuentas se han ido convirtiendo en trámites burocráticos o en simples instrumentos de presión para avanzar en las agendas de la supuesta gran política.

Pero resulta que los presupuestos son la gran política. La de verdad, la que se puede tocar cada día porque afecta a la vida cotidiana e inmediata de la gente de hoy, y no a las vaporosas y grandilocuentes promesas de futuro.

Resulta que los presupuestos son la gran política. La de verdad, la que se puede tocar cada día porque afecta a la vida cotidiana e inmediata de la gente de hoy

Los presupuestos solían ser el gran momento de la política en mayúsculas, que solo es real cuando tiene una partida económica detrás para hacerla posible, y en el gran pulso democrático entre derechas e izquierdas: en última instancia, todo depende de lo que los presupuestos tienen que dirimir: cuánto dinero hay, quién los aporta, cómo se reparten y a qué se destinan. ¿A reforzar la sanidad pública o a comprar armamento? ¿A contratar maestros y médicos o a hacer carreteras? ¿A apuntalar modelos de producción caducos e insostenibles o a estimular los que tienen que poder hacer frente a la emergencia climática?

Todas estas decisiones tienen enormes implicaciones tangibles para la vida de la gente, y todavía más en tiempos tan complejos como los actuales, donde los salarios han perdido cinco puntos de poder adquisitivo desde principio de año, la inflación relacionada con los temas vitales para cualquier familia -comida, energía, transportes- se ha elevado hasta el 20% en la eurozona, las pymes y los autónomos no saben cómo hacérselo para pagar las facturas y la guerra en Ucrania dibuja escenarios de recesión y problemas económicos añadidos.

La inflación relacionada con los temas vitales por cualquier família se ha elevado hasta el 20%, las pymes y los autónomos no saben como hacérselo para pagar las facturas y la guerra en Ucrania dibuja escenarios de recesión

Ya es hora, pues, de tomarse seriamente los presupuestos, sin que sean moneda de cambio de ninguna otra agenda, por importante que sea. Después de tantos años atrapados por la épica toca volver a hacer política. Y eso quiere decir presupuestos. Aunque a los aspirantes a pasar a la posteridad les parezca un palo.