Opinión
Albert Brosa Sánchez-Maroto
opinión

El Delta del Ebro desaparece

Días atrás, varios medios de comunicación mostraban los trabajos de refuerzo de arenas en la playa del Trabucador del Delta de l'Ebre. Un trabajo que consiste en mover la escandalosa cifra de 317.000 metros cúbicos de arena y el coste de todo llega a los 4 millones de euros. Mientras escribo estos números, y pienso en qué representa, se me pone la carne de gallina. Me provoca indignación y tristeza al mismo tiempo.

Durante más de dos años estuve produciendo un programa de televisión sobre los paisajes de Catalunya y el del Delta del Ebro es uno de los que más me impactó. Durante las horas y horas que estuvimos rodando no pude evitar palpar una contradicción bestial. La contradicción de tener un espacio natural de alto interés único que, además, es una reserva de la biosfera y el retroceso camaleónico que está sufriendo desde hace décadas. Y todo eso pasa delante de nuestros ojos y, claro, de los que lo permiten; los políticos que están acojonados por los que sacan un rendimiento de esta agresión natural sin precedentes: las eléctricas. Porque, desengañémonos, lo qué pasa en el Delta del Ebro es una agresión sin paliativos al patrimonio natural que invade directrices europeas. Una vez más nos rompen los de siempre; aquellos que pactan los precios, que abren compuertas de los embalses en plena sequía o que hacen ir la producción como les da la gana para sacar más rendimiento. Y casualmente, cuanta más crisis económica hay, más beneficio consiguen. En todo caso, eso será otro capítulo.

La contradicción de tener un espacio natural de alto interés y reserva de la biosfera como es del Delta del Ebro y el retroceso camaleónico que está sufriendo desde hace décadas

Se calcula que el delta necesita más de dos millones de toneladas anuales de sedimentos. Unos sedimentos que existen, pero que frenan los 70 embalses que hay desde el nacimiento del Ebro. Si no fuera por este freno artificial, hasta la desembocadura llegarían en torno a 25 millones de toneladas anuales. Actualmente, la cifra es de 0,1 millones de toneladas, no llega al 1%. La cantidad que se necesita para evitar la desaparición del Delta del Ebro es entre 1 y 2 millones de toneladas anuales. Estos sedimentos no llegan porque quedan sumergidos al fondo de todos y cada uno de los embalses que hay durante el curso del río. Unas presas que se construyeron entre 1950 y 1970 para garantizar el agua urbana y el riego y producir energía. Una vez más, las necesidades humanas pasan por encima de la naturaleza y del planeta. Una guerra que siempre ganamos las personas, capaces de cambiar en horas lo qué la naturaleza ha tardado siglos a construir. 

El problema es que los embalses no abren nunca las compuertas inferiores porque provocaría detener la producción de energía hidroeléctrica. Algunos expertos apuntan que las de Mequinenza y Riba-roja no se han abierto nunca, lo que de paso también representa un incumplimiento de todas las directrices de protección de los hábitats. Pero ya sabemos que, España, es uno de los países que más directrices europeas incumple y paga multas millonarias por estos incumplimientos. Pero todo el mundo calla y lo pagamos entre todos con nuestros impuestos.

El problema es que los embalses no abren nunca las compuertas inferiores porque provocaría detener la producción de energía hidroeléctrica

El equilibrio en el Delta del Ebro es extremadamente delicado. El Parque Natural intenta frenar el mar como puede, con más arena en la zona, pero no es suficiente. Los temporales, más constantes, nos recuerdan que el espacio está en vías de extinción, la regeneración se hace cada vez más complicada y el agua salada gana terreno. 

Y, mientras todo eso pasa delante de nuestros ojos, con el buen tiempo la gente seguirá disfrutando del Delta del Ebro como si nada. Se bañarán en sus playas, probarán el arroz, los mejillones, las ostras o las angulas mientras el paisaje se encoge cada día un poco más. Una riqueza que desaparecerá a menos que hacemos alguna cosa.

La pregunta es sencilla; ¿qué Delta del Ebro queremos? Y la respuesta es trascendental. 

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Etiqueta: Lluvias