Opinión
Nausícaa Hernàndez
Tiempo de lectura: 3 minutos
opinión

Si me sirves un pan con tomate de mierda, al menos sé amable

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Un domingo no muy lejano me dije: venga, hoy desayuno fuera. Estos pequeños placeres que nos damos. Ninguno de los bares que tenía en la cabeza estaba abierto así que me conformé en poder sentarme calentita en uno de estos bares de franquicia (o que forman parte de una cadena). No diré el nombre, pero sí la pista: tres números que hacen un año. No hay que ser Holmes.

Comer un buen pan con tomate en el bar de toda la vida, o a lo que acaba de abrir tu vecino, quizás es más revolucionario de lo que parece

Bien, pues, entro, hago cola y cuando me toca, saludo y pregunto:

- ¿"Servís pan con tomate"?

Me dicen que sí, pido una ración y espero que me lo preparen en la barra. No por gusto, ni para controlar cómo me lo hacen; simplemente me tenía que llevar yo la bandeja a la mesa.

Desde allí veo cómo me embadurnan las tostadas con tomate de este triturado. "Ay madre", me dije por dentro, pero qué haremos, yo estaba dispuesta a disfrutar aquel desayuno y no me frenaría un tomate mal mojado.

Entonces la chica me sirve un plato con las tostadas, la sopa de tomate por encima y una monodosis de aceite al lado (que al menos era de oliva). Pero faltaba la sal. Pensándome que se había olvidado, le pido y muy tranquila me dice:

- "No tengo".

¿Cómo no tengo? ¿Qué quiere decir que no tienes sal? ¿Estoy a un bar o al mecánico? ¿Eres camarera o cardióloga? Y le repregunto:

- "Pero no tienes ni un poco de sal en todo el local"?.

Y no, no había. ¡Un bar sin un solo grano de sal! A mí me pasa eso en casa y me estaría subiendo por las paredes. Entonces, la persona que se me atendía añade:

- "Es que no has dicho que quisieras sal".

Uf... ¿Qué será lo siguiente? ¿Tener que pedir que, por favor, no nos pongan el tomate en rodajas? ¡Encima, me has metido tomate de este rayado, que es superamargo, las tostadas piden a gritos un poco de sal! 

Y mira, si se me hubieran disculpado, quizás no me habría sabido tan mal. Porque quizás no es culpa tuya que no haya sal, pero sí que está en tus manos gestionar bien la situación. Y escucha, si me sirves un pan con tomate de mierda, al menos sé amable.

Aprovechad, que si algún día todo son Starbucks, Graniers y cadenas con nombres de tres números que hacen un año, no será fácil encontrar pan con tomate

Me arriesgo a parecer una hooligan de la sal que, con la de problemas que hay en el mundo, va y se enfada por eso. Pero es que comer un buen pan con tomate en el bar de toda la vida, o a lo que acaba de abrir tu vecino, quizás es más revolucionario de lo que parece. Un buen pan, un buen tomate de mojar, un buen aceite de oliva y una pizca de sal. Para mí, en este orden.

Aprovechad, que si algún día todo son Starbucks, Graniers y cadenas con nombres de tres números que hacen un año, no será fácil encontrar. Quien sabe si incluso, con los años, nos gustará triturado y le diremos "pan tumaca".

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