Opinión
Joan Julibert
Opinión

Esclavos de la dopamina colectiva

El siglo XXI es el siglo de la prisa. La tecnología nos ha acelerado los tiempos y nos ha hecho creer que todo era posible. De esta manera el grado de satisfacción parece que se mida a partir de la velocidad en que se cumplen nuestros deseos. Que queremos una hamburguesa, aquí y ahora, que queremos una serie, lo mismo, y así con todo. Una manera de entender la vida de forma impaciente, caprichosa y ciertamente hedonista.

Esta visión del mundo está impregnando también las esferas públicas o compartidas. Ya no es que se quiera la comida a domicilio ahora y aquí, se es que se presentan los debates públicos también a través de este prisma. Es desde esta perspectiva que hace sólo unos años se nos hizo creer que había una fórmula para la independencia exprés de Catalunya. ¿Sólo 18 meses, recordáis? Esta ilusión llevó el país hacia un aumento de la dopamina colectiva propia de los adolescentes cuando se ven delante de los videojuegos recogiendo recompensas. No era demasiado racional, pero cumplía con esta concepción del ahora y el aquí, y esta era la clave, la adaptación a los tiempos que nos ha tocado vivir.

La ilusión de la independencia llevó el país hacia un aumento de la dopamina colectiva propia de los adolescentes cuando se ven delante de los videojuegos recogiendo recompensas

Al Barça le ha pasado lo mismo esta temporada. Después del periodo nefasto que ha vivido, la directiva hizo creer que de un año en el otro haría del Barça un equipo de Champions, y no ha sido así. Porque el fútbol no es la playstation, ni la política catalana un juego de rol. En la vida analógica a veces las prisas no son buenas consejeras, y para llegar a la cumbre hay que subir la montaña y como saben los alpinistas hacer una cima comporta tiempo y preparación.

La directiva actual hizo creer que de un año en el otro haría del Barça un equipo de Champions

Reducir los grandes retos a una cuestión de tiempo está siendo una de las razones principales de frustración colectiva y al mismo tiempo está devaluando los pequeños avances que se hacen y sin los cuales no se podría llegar a la meta, sencillamente porque son parte del recorrido. Quizás habría que recordar aquel dicho de hace tanto de tiempo que la paciencia es la madre de la ciencia

Categoría: Opinión
Etiquetas: Barça Parlament