Diálogo entre generaciones

Hace unos días, uno de los sabios de este país, Genís Roca, hizo una charla organizada por la Asociació de Antics Diputats en el Parlament de Catalunya: “El mundo que viene. Sociedad digital y poder”. Un sugerente título con que Genís Roca tiró muy atrás en la historia para entender el presente y saber interpretar el futuro. Escoltar a Genís siempre es un regalo. Provoca reflexión y eso es bueno y necesario.

Pero más allá de las muchas ideas y muchos conceptos que puso encima de la mesa me quedo con una anécdota de la sesión. En el turno de palabras, uno de los antiguos diputados hizo mención de la complicidad que había encontrado con uno de sus nietos en todo aquello que hacía referencia a la tecnología. Explicaba el antiguo diputado que de alguna manera las lecciones y el asesoramiento que recibía del nieto, le habían comportado una complicidad especial. Me pareció relevante esta confesión y me recordó una conversación de ya hace unos cuantos años con un buen amigo, hablando de liderazgo, sobre la necesidad de provocar más diálogos entre generaciones, sobre todo de aquellas que están más alejadas por la edad.

Gente joven y personas mayores tendrían que ser los protagonistas de muchas conversaciones que serían buenas, tanto para los unos como para los otros. Incluso osábamos apuntar la necesidad que, en algunos ámbitos, sería interesante ver como serían capaces de gestionar conjuntamente determinados proyectos, generaciones alejadas por la edad. En definitiva, provocar todavía más vivencias intergeneracionales.

Gente joven y personas mayores tendrían que ser los protagonistas de muchas conversaciones que serían buenas, tanto para los unos como para los otros. Incluso osábamos apuntar la necesidad de que, en algunos ámbitos, sería interesante ver cómo serían capaces de gestionar conjuntamente determinados proyectos

No es ninguna burrada. En el mundo que viene, la distancia entre generaciones tiene muchas lecturas, tecnológicas cómo hemos visto, pero también sociales. Está en fiestas señaladas (Sant Jordi, Navidad...) que la sociedad coge un poco de conciencia en temas como la soledad de muchas personas de avanzada edad, y las instituciones, Generalitat y Ayuntamientos, con el paso de los años han promovido programas para favorecer esta conexión a diferentes niveles.

Pero creo, sinceramente, que nos lo tendríamos que plantear con más normalidad y en diferentes ámbitos, no solamente en los institucionales. Las personas mayores tienen experiencia, sabe de qué va la vida, pero cada vez serán más dependientes y los avances tecnológicos que para los jóvenes son intuitivos, para los mayores pueden llegar a ser una barrera prácticamente infranqueable.

Las personas mayores tienen experiencia, sabe de qué va la vida, pero cada vez serán más dependientes y los avances tecnológicos que para los jóvenes son intuitivos, para los mayores pueden llegar a ser una barrera prácticamente infranqueable.

Seguramente que para las personas mayores, el mundo que viene es difícil de entender e interpretar, y para la gente joven, que son los que viven y vivirán con intensidad este mundo que viene, el pasado es sencillamente eso, pasado, cuando este esconde algunas claves que hay que conocer. Sin embargo, ahora, cómo nunca, los unos pueden aprender de los otros, en la doble dirección. La edad, en este caso, no es un obstáculo, es una ventaja para todo el mundo, abuelas, nietas, nietos y abuelos.