Opinión
Jaume Barberà
OPINIÓN

Solidez

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, recorre el país tanto como puede. En cada sitio donde va intenta reunirse con gente diferente para escuchar, sin intermediarios ni periodistas que tengan que hacer una crónica, cómo late la ciudadanía.

En todos los años que hace que ejerzo de periodista, he tenido la oportunidad y el placer de participar, como ciudadano, en encuentros organizados por Jordi Pujol y por Pasqual Maragall. 

Tanto el uno como el otro hablaban con más libertad, si en frente no tenían nadie que los grabara o que tuviera la obligación de hacer una pieza. Aragonès no es una excepción, aunque es mucho menos locuaz y piensa tres veces antes de responder. 

No creo que Aragonès hubiera pensado nunca que llegaría donde ha llegado.

El viernes pasado, fui invitado junto con otros ciudadanos del Vallès Oriental a asistir a una comida con el presidente de la Generalitat. Y quedé sorprendido. Me explico. 

No creo que Aragonès, como segundo de la conselleria de Economía y más adelante como titular y vicepresidente, hubiera pensado nunca que llegaría donde ha llegado. Por lo tanto, su formación y preparación dudo mucho que se enfocara a ser la máxima autoridad de Catalunya.

Ya había demostrado que no era un presidente ni vicario ni de trámite cuando, después de la deslealtad de su vicepresidente, lo fulminó en muy pocas horas.

Con todo, durante la reunión, Pere Aragonès respondió con dominio temático de todo lo que se le preguntó. Lo hizo con seguridad, sin dudas, con solidez, y demostró que conocía lo que estaban haciendo sus conselleries, de la misma manera que tomó nota de lo que se le iba exponiendo. 

Ya había demostrado que no era un presidente ni vicario ni de trámite cuándo, después de la deslealtad de su vicepresidente, lo fulminó en muy pocas horas, cosa que los postconvergents todavía no han interiorizado del todo.

Otro aspecto que se tiene que destacar del encuentro, repito, con gente bien diversa, es que no se estuvo hablando del pasado ni de poesía, sino que se trataron temas de presente y de futuro, es decir, por ejemplo, desde las deficiencias del transporte público (en el Vallès Oriental no están els Ferrocarrils de la Generalitat) hasta la falta de trabajadores cualificados en las empresas del Vallès, pasando por la situación insostenible del personal sanitario o de las reivindicaciones del sector educativo. 

No sé cuándo se convocarán las elecciones, no sé qué pasará con las inhabilitaciones, pero lo que sí que sé es que ERC tiene candidato, preparado y sólido. Y eso que los postconvergents siempre han dicho que el problema de los republicanos es que no tenían gente preparada. ¡Santa Llúcia!

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