Opinión
Jordi Cabré
opinión

La cumbre

¿Acudir a la cumbre y a la manifestación al mismo tiempo, es una contradicción excesiva? Sí. Otra cosa es que nos podamos poner en la piel del presidente Aragonès y preguntarnos cómo nos sentiríamos de humillados si, en plena negociación del futurible y pomposo “acuerdo de claridad”, nuestro interlocutor se dedicara a decir que ya se ha acabado el proceso y que esta cumbre certificará la muerte clínica. La sensación de estafa, de persona a quien han hecho la vaca, es estratosférica y, por lo tanto, solo se puede compensar con una credibilidad y una fortaleza política a prueba de bombas. O, simplemente, con un discurso que indique que sabes hacia dónde vas. Por ejemplo:

Era el momento de decir que eres el representante de una nación, que aspira a ser mucho más que una autonomía 

“Sí, tengo ganas de acudir a la cumbre para poder decir en la cara tanto en Sánchez como en Macron que el proceso no se ha acabado, que a duras penas ha empezado, y que la próxima cimera en Barcelona no será entre dos estados sino entre tres”. Este tono, arrogante si se quiere, habría podido como mínimo dar un toque de utilidad a la presencia de Pere Aragonès en el MNAC. Convertir la contradicción en fuerza, girar el argumento y como mínimo hacerse digno de los manifestantes que protestarán contra la enésima provocación verbal del gobierno Sánchez. Decir, además, que el MNAC tiene una N. Y una C. Y que están delante de un museo al cual España destina poco más de un millón de euros anuales, unas cuarenta veces menos que en el Prado. Cosas de ser una “cocapital”, en lenguaje del gobierno PSOE-Podemos-Comunes. Una ganga.

Era el momento de decir que eres el representante de una nación, que aspira a ser mucho más que una autonomía y que hace demasiados siglos que soporta el mercadeo (militar o político) entre dos estados incapaces de devolverle la dignidad. No sé si la manifestación servirá de mucho, pero sí que sé que el presidente de mi país podría servir de mucho. En lugar de limitarse a hacer de anfitrión, como hará Ada Colau, hacer un acto de grandeza precisamente aprovechando que se encontrarán rodeados de obras de siglos y siglos de artistas catalanes. Hablarles de la catalanidad de Miró, de Picasso, de Dalí, de Casas, de Rusiñol, de Gaudí. Decirles, si escogen hacerse la fotografía en las puertas del Museo, que aquella escultura de cerca de la entrada se dice 'Tors de l’Estiu' y es de Aristides Maillol, un escultor nacida en el Roselló que afirmaba cosas como “Yo considero Catalunya mi verdadera patria”. 

¿Acudir a la cumbre y a la manifestación al mismo tiempo, es una contradicción excesiva? Sí

Decirles, en definitiva, que no se nos pueden saltar. Y que ni de cachondeo eso se ha acabado. Lo saben todos los artistas que hay dentro de este Palau Nacional: eso solo se acabará cuando lo digamos nosotros.