Opinión
Ernest Benach
opinión

El deporte y la política

El domingo el Barça ganó la Súpercopa ante el eterno rival, el Real Madrid. No pretendo hablar de fútbol, ni hacer el análisis táctico del juego desplegado, ni mucho menos hablar del partidazo de algunos jugadores. Pero sí que pretendo hablar del marco y del país donde se celebró este torneo, Arabia Saudí, una dictadura cruel y sanguinaria (como todas las dictaduras) donde los derechos de las mujeres están cuestionados de manera permanente, donde la democracia brilla por su ausencia, donde la pena de muerte es vigente, donde las diferencias entre ricos y pobres es aterradora y donde, por desgracia, la Real Federación Española de Fútbol insiste en llevar un torneo que, por lógica, se tendría que celebrar en territorio español.

La celebración de este torneo en el Oriente Medio es política, aunque los pese. Y por desgracia, callar o mirar hacia otro lado, también es política

Lo más curioso del caso es que se han oído excusas de mal pagador en abundancia. Por parte de la Federación, por descontado, por parte de los clubs, el Barça también, por parte de la empresa que ha hecho de intermediaria... Sería exactamente aquello de ponerse de perfil o de mirar hacia otro lado, o quizás las dos cosas a la hora. Qué pena.

Podría entender que el Barça no se negara a participar en el mencionado torneo, ya sea por el dinero que tiene que ingresar que en tiempo de vacas magras siempre ayudan, ya sea porque no hacerlo podría comportarle sanciones, e incluso porque los jugadores no quieren renunciar a competir. No me gusta, no lo compro, es triste, pero es lo que hay. Lo que no entiendo, y me duele, es que el club, como institución, no sea capaz de marcar distancias, de denunciar una situación de injusticia que contradice todos los valores que el Barça dice que defiende. Incluso pienso que a veces es más prudente callar antes que decir según qué burradas que se han oído estos días en relación a la situación de Arabia Saudí. Y sobre todo, si ganas, prudencia máxima, no exteriorizar la alegría que seguro que te desborda, pero que tienes que saber contener. Los anfitriones tienen que percibir tu incomodidad, y lo tienes que poder manifestar. Seguro que en este caso los anfitriones no percibieron ningún tipo de incomodidad, más bien al contrario.

El Mundial de Qatar fue un blanqueo patético de otra dictadura sanguinaria. Y ahora ha sido el turno de Arabia Saudí. Me gusta mucho el fútbol, pero me repugna profundamente esta incapacidad de reacción a la injusticia y a la barbarie

Dicen que el deporte y la política no se tienen que mezclar pero eso es una gran mentira. La celebración de este torneo en el Oriente Medio es política, aunque los pese. Y por desgracia, callar o mirar hacia otro lado, también es política.

El Mundial de Qatar fue un blanqueo patético de otra dictadura sanguinaria. Y ahora ha sido el turno de Arabia Saudí. Me gusta mucho el fútbol, pero me repugna profundamente esta incapacidad de reacción a la injusticia y a la barbarie. Este artículo no va de fútbol, ni de victorias, ni de jugadores... va de derechos humanos, de la denuncia de la barbarie y de dignidad.