Opinión
Albert Brosa Sánchez-Maroto
Tiempo de lectura: 3 minutos
opinión

Hemos perdido la cabeza

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¿De qué manera evolucionamos los humanos? Es probable que os estéis preguntando a qué responde hacerse esta pregunta. Debo ser un raris porque últimamente me la hago muchas veces. ¿Os pasa lo mismo? 

Darwin se respondió a esta pregunta a partir de una teoría que se basa en una evolución cambiante en el tiempo y como este mecanismo evolutivo ofrece una selección natural. En definitiva, de qué manera las poblaciones nos adaptamos a los entornos con el paso del tiempo. Tenemos que reflexionar, y mucho, este concepto. 

Nuestra especie requiere de una evolución responsable y sostenible que no está instalada a nuestros días. Y salta a la vista. Cada vez tenemos más conocimiento de nuestro entorno y, paradójicamente, parece que evolutivamente nos desconocemos más. 

¿Nos socializamos más pero lo hacemos mejor o peor? ¿Debido a esta evolución sociológica, nos comportamos mejor o peor? 

En cada una de sus fases, la humanidad ha vivido momentos trascendentales que se traducen en retos que condicionan la evolución. Sobre nuestras conciencias tenemos retos muy relevantes a los cuales tenemos que hacer frente de manera grupal pero también a nivel individual. Son los retos macro, pero hoy lo haré desde una visión más micro.

Parto de varias preguntas que surgen desde la realidad que vivimos; ¿nos socializamos más, pero lo hacemos mejor o peor? ¿A causa de esta evolución sociológica, nos comportamos mejor o peor? 

La convivencia entre la evolución humana y la tecnológica es intrínseca en todos los tiempos y a cada momento le ha correspondido una realidad diferente. Ahora tenemos la sensación que es más acentuada porque las máquinas han invadido nuestra vida. Estamos permanentemente controlados y analizados. Nuestras vidas han dejado de ser individuales para ser compartidas, comercializadas y muchas veces es así inconsciente e involuntariamente. 

Recuerdo de pequeño pasar días y días de invierno bajo cero, con llevantades que duraban una semana entera y formaban parte de la normalidad. Ah, la tecnología no nos avisaba con tiempo y no era ningún drama

Esta evolución tecnológica a menudo nos hace creer seres superiores, pero en ciertas circunstancias parecemos auténticos primates. Voy a un ejemplo muy terrenal y que se da en un entorno que (todavía) no manipulamos, al menos directamente como son la climatología y la meteorología. Son dos ciencias que han acompañado a la humanidad en su evolución. Tienen un peso específico importante porque condicionan nuestros días, hasta el punto de no ser conscientes del cambio. Tanto es así que cuando nos comunican situaciones extremas, por una cuestión de autoprotección, nos ponemos en guardia como si se trazara del fin de los tiempos. El ejemplo lo tenemos esta semana con la llegada de este frente frío que nos tiene que dejar temperaturas anormalmente por debajo de la época del año.

Recuerdo de pequeño pasar días y días de invierno bajo cero, ver fuertes vientos de Levante que duraban una semana entera y formaban parte de la normalidad. Ah, la tecnología no nos avisaba con tiempo y no era ningún drama.

Desde hace algunos días oigo y veo anuncios de nuestro Govern gastándose el dinero a los medios de comunicación para comunicar sobre la importancia de tomar medidas delante las fuertes ventoleras y heladas intensas. ¿Realmente hemos evolucionado? El sentido común ha caído tan bajo que somos incapaces de... ¿tener sentido común? Hemos perdido la cabeza.

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