Opinión
Ernest Benach
opinión

Bandwagon, o el carro de los ganadores

En la clase de Comunicación Política es forzoso hablar de encuestas electorales, una herramienta valiosísima para los que tienen la obligación de analizar la realidad y cuáles son las percepciones de la sociedad. Y es importante explicar bien qué significa la cocina de las encuestas, qué no es, o qué no tendría que ser. Nunca una encuesta tendría que ser sinónimo de manipulación, sino de interpretación de la realidad. Una encuesta que no tiene el mínimo y adecuado universo no es buena, o la que tiene un porcentaje distorsionado de hombres y mujeres, o de edades, o de territorios, etc. Hacer encuestas es una ciencia, y saberlas interpretar también.

El efecto bandwagon hace que los electores fluctúen a favor del candidato que parte como ganador. Estos serían los que apuestan por el caballo ganador en cualquier tipo de elección

Hay también dos conceptos que se estudian en paralelo y que son el efecto bandwagon y el efecto underdog. Son efectos que tienen que ver con otras órdenes de la vida, desde la psicología a la publicidad, y también en la política. En el caso electoral tienen una relación directa.

Intentando resumirlo mucho, el efecto underdog hace que ante un candidato en peligro de bajada, los electores poco movilizados por su opción política pasen a una actitud activa en su apoyo, e incluso, si bien que en una proporción pequeña, que haya otros electores que modifiquen su intención de voto en favor de este candidato 'a la baja'.

En el otro extremo, sin embargo, está la impresión bandwagon, que da que los electores fluctúen a favor del candidato que parte como ganador. Estos serían los que apuestan por el caballo ganador en cualquier tipo de elección. El origen del bandwagon lo encontramos a las elecciones presidenciales de los Estados Unidos en el siglo XIX, donde uno de los carros que servían para transportar las bandas de los circos y de otros espectáculos se pusieron al servicio de uno de los candidatos que acabó ganando las elecciones. “Subir al carro de la banda” acabó siendo sinónimo de subir al carro del ganador.

Estos dos efectos no son cuantificables y no responden a unas coordenadas mesurables ni predictibles, pero es evidente que la publicación de encuestas en épocas preelectorales y electorales puede acabar provocando alguno de estos efectos, especialmente el bandwagon. Incluso alguna opción política o algún candidato, puede establecer estrategias para buscarlo directamente. Sin embargo, para ser rigurosos, siempre hay que matizarlos en trascendencia, pero como fenómenos hace falta tenerlos bien presentes y saberles distinguir. 

El 2023 será un año electoral con elecciones municipales, autonómicas en algunos territorios del estado y a final de año elecciones generales. Todo eso, si no hay sorpresas de última hora en Catalunya. Por lo tanto, es evidente que las encuestas tendrán un protagonismo muy grande en las sedes de los diferentes partidos y también de los medios de comunicación. 

Nunca una encuesta tendría que ser sinónimo de manipulación, sino de interpretación de la realidad. Una encuesta que no tiene el mínimo y adecuado universo no es buena

En Catalunya es evidente que las municipales están muy abiertas, y la muestra es que a estas alturas en la capital del país, hay una incertidumbre clara sobre quien puede ganar las elecciones y, por lo que dicen las encuestas publicadas, hasta cuatro opciones diferentes se disputan la victoria. Hacer el seguimiento de una campaña electoral desde fuera, de manera objetiva y analizando todos los parámetros y fenómenos que pueden acabar influyendo es apasionante. Y hacerlo antes, durante y después es un aprendizaje diferente a cada contienda electoral. Veremos en estas elecciones qué influye y qué no, y como se resuelve el enigma de quien serán los ganadores y todos los factores que intervendrán. Como les decía, un ejercicio apasionante. 

Categoría: Opinión