Opinión
Ernest Benach
Tiempo de lectura: 4 minutos
opinión

Admirado Espinàs

Tiempo de lectura: 4 minutos

Yo era de los que leía cada día, sin excepción, la columna del Espinàs en el diario Avui. Era una cita ineludible. Y cuanto más iba, más te enganchabas. Después también lo seguí en El Periódico, y creo que he leído prácticamente todos sus libros. Seguramente que si me hicierais escoger una de las figuras de la densa y rica nómina con que cuenta la literatura catalana, Espinàs estaría entre los cinco primeros. Siempre me ha atraído su manera de escribir, como hablaba de las cosas más cotidianas, de aquellas que nos encontramos a la vida real, como describía caminos y paisajes. 

Josep M. Espinàs ha dejado una huella imborrable y el país nunca le agradecerá lo suficiente la inmensa tarea que hizo en tantos ámbitos

Coincidí con Espinàs en Nacionalistes d'Esquerra. Él iba de número 3 por Barcelona detrás de Jordi Carbonell y de Magda Oranich. Yo de 4 por Tarragona. Estaba a las primeras elecciones en el Parlament de Catalunya, en 1980. Aquella experiencia fue extraordinaria, aunque el resultado electoral fue más bien discreto. Pero el discurso, la ilusión y poder compartir escenarios con gigantes de la política, de la intelectualidad, de la literatura, del ecologismo, del feminismo, fue un auténtico privilegio. Recuerdo perfectamente el mitin que dimos al Teatro Bartrina como cierre de campaña en que me tocó hacer de presentador. Espinàs, antes de empezar el acto me cogió por banda y me aleccionó con relación a todo lo que tenía que hacer, en cómo tenía que poner entusiasmo, en cómo me tenía que dirigir al público... Una lección de comunicación condensada en dos minutos que nunca más olvidé. En aquel momento yo tenía 20 años.

Otro momento que también recordaré para siempre es la entrega de la Medalla de Honor en categoría de oro del Parlament de Catalunya a los Setze Jutges. Fue una velada llena de recuerdos, llena de vida, un homenaje a las personas que habían hecho posible que la Nova Cançó existiera, y era pagar una deuda que las instituciones catalanas todavía tenían pendiente. Recuerdo, con emoción, el momento de poner la medalla a los homenajeados y tengo bien presente el discurso que en aquel momento tuve el honor de decir. Recupero solo un pequeño párrafo, para destacar la importancia que tuvieron los Setze Jutges, y entre ellos, Josep M Espinàs, uno de sus principales impulsores, en uno de los momentos más delicados de nuestra historia y clave para la supervivencia de nuestra lengua.

“... En aquella época el catalán vivía reducido en el ámbito privado, vivía en la clandestinidad. Fue el impulso de Els Setze Jutges lo que permitió articular una red de difusión de la canción, un espacio de expresión pública catalana, y eso significó abrir espacios de libertad. En cierta manera, había unas generaciones de catalanas y catalanes expectantes, necesitados de aquel grito, de aquel aliento, de aquella luz, y Els Setze Jutges se lo dieron. Contribuyeron a hacer crecer en Catalunya una nueva cultura musical, arraigada al momento histórico, buscando referentes e influencias de más allá de los Pirineos, pero reivindicando siempre la propia identidad, el catalán como vehículo de expresión válido para la música moderna”. 

Si me hicierais escoger una de las figuras de la densa y rica nómina con que cuenta la literatura catalana, Espinàs estaría entre los cinco primeros

Josep M Espinàs forma parte importante de nuestra historia, de nuestra literatura, de nuestro periodismo, también de nuestra música y de nuestra política. Ha dejado una huella imborrable y el país nunca le agradecerá lo suficiente la inmensa tarea que hizo en tantos ámbitos. Esté con los artículos del Hoy, con sus canciones en catalán en plena dictadura, con sus magníficas entrevistas en la televisión, con sus libros, que ya son de cabecera, con sus sabias y pertinentes reflexiones...

Josep M Espinàs tiene un lugar de honor entre los grandes hombres de este país.

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