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Maria de la Pau Janer
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opinión

Ana Obregón, madre a los sesenta y ocho años

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Ana Obregón es noticia. Ha sido madre a los sesenta y ocho años a través de un vientre de alquiler, una maternidad subrogada. Se trasladó hace unos días a Miami, donde es legal. Iba a esperar a la criatura que estaba a punto de nacer: su hija. Lo ha vivido como un secreto compartido con mucho poca gente, un círculo reducido que ha mantenido la discreción hasta el final. 

La directora de la agencia que hizo las fotografías de Ana Obregon a la salida del hospital ha declarado que ella no era consciente de la presencia de los fotógrafos

Su aparición en una portada de la revista Hola ha sido como una bomba. Salía del hospital con el niño a los brazos. No vio a los fotógrafos ni captó la cámara. No es extraño: estaba concentrada en el milagro de la vida. Las redes han empezado a echar humo: muchos comentarios contra la persona que quiere ser madre con sesenta y ocho años. Le han dicho egoísta, egocéntrica, patética. Ha habido exclamaciones de incredulidad, ataques, insultos. Algunas voces le han dado apoyo, pero la mayoría no ha dejado de atacarla.

La directora de la agencia que hizo las fotografías de Ana Obregon a la salida del hospital ha declarado que ella no era consciente de la presencia de los fotógrafos. Ignoraba que lo habían descubierto. No tenía la intención de vender aquel momento feliz a nadie. Parece que deseaba vivirlo sola. Disfrutar sola de un estallido de felicidad, después de unos años de sombras terribles. Puedo entenderla.

El año 2020 la actriz perdió a su único hijo, Aless, después de mucho tiempo de lucha contra el cáncer. Dicen que perder a un hijo nos mata en vida. Es un hecho contra naturaleza, que puede destrozar a una persona para siempre. Ana Obregon enloqueció de dolor. Su vida se transformaba, porque había tocado fondo. El padre de Aless es Alessandro Lequio, que fue mucho más contenido en la manifestación de su sufrimiento. Ser contenido no quiere decir sufrir menos, pero había una diferencia esencial: Lequio tenía dos hijos más. Es probable que una de las razones que hacen seguir viviendo a quien ha perdido a un hijo sea la conciencia de tener de otros. Nadie ocupa el lugar de un hijo perdido, pero los hijos vivos empujan a la vida. Ana Obregon no tenía ningún otro. 

Somos una sociedad hipócrita. Las redes hierven: “Ana Obregon ha comprado una hija”, dicen. ¿Por qué lo atacan así? El mundo está lleno de hombres que tienen hijos a los setenta o los ochenta años. El magnate de la Fórmula 1 Bernie Ecclestone tuvo un hijo a los ochenta y nueve años. Mick Jagger fue padre en los setenta y tres. Richard Gere, en los sesenta y nueve. Robert de Niro, en los sesenta y ocho. Elton John, en los sesenta y siete. La lista podría ser mucho más larga. En estos casos, nadie se ha escandalizado. No ha habido reproches ni críticas. ¿A alguien se le ha ocurrido decirlos egoístas y patéticos a estos hombres? No lo creo. 

Las redes han empezado a echar humo: muchos comentarios contra la persona que quiere ser madre con sesenta y ocho años. Le han dicho egoísta, egocéntrica, patética

Ana Obregon tiene una situación que le permitirá cuidar de su hija, educarla y asegurar su bienestar. Pero lo más importante: bien seguro que lo amará muchísimo, que verterá el sufrimiento vivido transformado en lección de vida, en aprendizaje vital, y que valorará ser madre como un tesoro. Adelante.  

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Etiquetas: Feminismos Famosos