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El satélite ERS-2
Foto: El satélite ERS-2 | ESA
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Un satélite de dos toneladas caerá sin control en algún punto de la Tierra este miércoles

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El satélite ERS-2
Foto: El satélite ERS-2 | ESA

Un satélite fuera de control, que pesa como un rinoceronte y es tan grande como un autobús, va camino de estrellarse en las próximas horas contra nuestro planeta.

¿Qué sabemos? Se trata del satélite de observación terrestre ERS-2, de la Agencia Espacial Europea, puesto en órbita en 1995.

  • Se espera que hoy acabe desintegrándose cuando entre en la atmósfera terrestre, aunque debido a su tamaño, algunos fragmentos de hasta 52 kilos podrían mantenerse intactos, y caer sobre varios puntos de la Tierra.
  • La Oficina de Desechos Espaciales de la ESA, junto a una red de vigilancia internacional, están monitorizando el descenso de este objeto de 2,3 toneladas.

¿Qué esperar? Es imposible saber exactamente dónde y cuándo volverá a entrar en la atmósfera el satélite. Las últimas estimaciones predicen que será a las 17:32, hora española, de este miércoles.

  • La Agencia Europea califica el proceso de "normal y seguro". Las posibilidades de que alguien salga herido por el impacto de un pedazo del satélite es de una entre 100.000 millones. De hecho, ningún ser humano ha muerto nunca por la caída de un pedazo de basura espacial.
  • Además, donde tiene mayores posibilidades de caer es el océano.

¿De dónde venimos? El satélite ERS-2 ha sido uno de los satélites de observación de la Tierra más sofisticados que se han desarrollado nunca. Recogió una gran cantidad de datos valiosos sobre disminución del hielo polar, cambios en la superficie terrestre, aumento del nivel del mar, calentamiento de los océanos y química atmosférica.

  • Los científicos incluso lo utilizaron para monitorizar desastres naturales como graves inundaciones o terremotos en partes remotas del mundo.
  • Tras 66 maniobras de desorbitación, el satélite se quedó sin combustible. Esto, unido a que las baterías estaban agotadas y que su antena de comunicación y sus componentes electrónicos a bordo estaban apagados, impide que su reentrada en la atmósfera se pueda hacer ahora de forma controlada.