La Jungla
Bárbara Rey en 'Una vida Bárbara'
Foto: Bárbara Rey en 'Una vida Bárbara' | Antena 3
Televisión

Bárbara Rey narra los maltratos de su madre: "Alguna paliza me ha quedado grabada"

Barcelona.
Tiempo de lectura: 2 minutos
Bárbara Rey en 'Una vida Bárbara'
Foto: Bárbara Rey en 'Una vida Bárbara' | Antena 3

Antena 3 ha estrenado Una vida Bárbara, la nueva docuserie de Bárbara Rey donde la vedette hará un repaso de los diferentes intensos episodios de su vida. En el primer capítulo, ha destacado la relación que mantenía con su madre y el sufrimiento que comportaron las diferencias.

De dónde venimos: El mes de enero, Atresplayer Premium estrenó Cristo y Rey, la serie que narra la relación entre Ángel Cristo y la actriz, desde los inicios hasta llegar a poner en peligro la vida de Bárbara en manos del domador.

Al detalle: Hablando de sus padres, Bárbara y su hermana han recordado los mejores y peores momentos de la convivencia familiar. Sin embargo, ha salido a la luz los duros momentos que vivieron con su madre, con palizas y desprecios.

  • Por lo que me explicó mi madre, yo no tendría que estar en este mundo”, ha empezado diciendo Bárbara asegurando que no era intención de la madre tener hijos en aquel momento.

Qué dice Bárbara: María Margarita García, su nombre real, ha mostrado su faceta más personal y ha relatado las carencias afectivas en su casa desde pequeña por parte de su madre. Estos son los titulares:

  • “Mi madre era un ama de casa extraordinaria. La casa siempre limpia, buena comida, siempre íbamos guapos... y mi padre igual. Pero, en cambio, el cariño y afecto que necesitas de una madre nunca lo tuvimos. Ni un beso ni nada”.
  • “Mi madre no quería tenerme, y cuando se enteró, lloró. Hizo muchas cosas para no tenerme: coger mucho peso, bajar las escaleras sentada, introducir los pies en agua hirviendo...”.
  • “Conmigo y con mi hermana hubo un maltrato físico y psicológico. Alguna paliza se me ha quedado grabada, a pesar de ser muy pequeña”.
  • "Me acuerdo menos de los malos tratos míos que los de mi hermana. Ella, para mí, era como una hija pequeña. No podía ver que le pegara con cuatro años. Se la sacaba de las manos”.